en esta sala: leo batistelli volver a sala
  basamentos de agua










En este momento estoy escribiendo en una playa desierta,
una lluvia de arena ataca mi piel, peligra entrar en mis ojos,
la tinta se empasta y traba con la arena, las palabras se deforman y se hacen inteligibles, apenas puedo ver, mantengo los ojos cerrados, pero así me es imposible escribir; me levanto molesto para buscar reparo de ese viento helado que me ataca furiosamente. Es en vano no hay lugar libre de tan terrible elemento, vuelvo al mismo lugar y me recuesto sobre mi lona y kayac amarillos. Acomodo el bote para que frene la impetuosidad del viento y algo logro.
Hace dos horas estuve remando sin parar, alucinado por titilantes y refulgentes luces en el agua.
Visión en deleite
infinitos destellos en etéreas e irregulares burbujas de hebras de sol, se esparcían hacia un horizonte convertido en línea obscura.
Se distraen mis ojos hacia la hoja de papel donde escribo,
palabras en relieve salen de la superficie.
Extraños fantasmas.
Gofrado casual de la arena y la tinta.
Se acerca un velero,
desliza suavemente con sus velas henchidas...
Vuelvo a ver, incandescentes flashes me transportan dos horas atrás, recuerdo haber retirado las lentes de mis ojos, mirada directa, visión real, maravilloso espectáculo, un fulguroso espacio se extiende sobre mi, me enojo conmigo, lamento no haber traído más rollos fotográficos, estoy tratando de fotografiar lo que veo

veo brillos por doquier que saltan llenos de sol ante mis ojos extasiados, palpitar insólito del río al sol.
Erotismo en los elementos.
Detengo la mirada y la agudizo tras la lente de mi cámara, gatillo deseando atrapar lo visto, deseo congelar lo bello.
Entre foto y foto entrecierro los ojos cada vez más, las burbujas estallan en pequeños conjuntos de fibras fosforescentes, el entorno se opaca, un velo ahumado resalta la luz de estas hebras creando un cosmos exótico. Las fibras lumínicas saltan enloquecidas en un ritmo imparable, temblaban quizás
Entre las fotos que hacía, alternaba remar rápidamente hacia el horizonte. El viento helado congelaba mi espalda desnuda, es invierno, mes de Agosto y sopla el viento Sur.
Remo más rápido, la isla, de un verde compacto se presenciaba como una masa apropiada.
Raro verde lineal.
Fotografío y descubro que el agua se interna por la vegetación, delatándose en pequeños y titilantes destellos de luz.
Tengo frío, me abrigo, y huyo de ese increíble pero helado lugar. Cansado me detengo en el medio del canal y me caliento al sol
cierro los ojos pasa el tiempo
mi cuerpo se deleita en un delicado mecer de olas, ondulación de éxtasis hermoso.
El deleite es sobrenatural acapara todos mis sentidos,
mi cuerpo explora maravillado las sensaciones encontradas, dulce vaivén, abro los ojos para encontrar la alucinante y enceguecedora visión.

Me vuelvo a helar, miro a mi alrededor para ver cuanto avancé con la corriente, descubro alarmado que me encuentro en el mismo lugar ¡imposible! pienso de repente.
Miedo.
El paisaje no me deja salir, el viento frío exige cordura.
Remo furioso hacia la otra isla, de a poco me acerco, muy de a poco.
Diviso el puente en construcción que bastardamente penetra en las islas.
Las luces todavía titilan en mis ojos atrapándome en una irresistible visión, pero siento frío, el cual agudiza y despierta mis sentidos embotados por tremenda imagen.
Sigo remando y me acerco a la imponente estructura de hormigón. Me deslizo bajo la mole gris sintiéndome muy pequeño y frágil, paso velozmente deseando estar en la tibia arena. Miro al puente y comprendo que marcó los limites de ese lugar fantástico. El Tiempo y la corriente del río, ahora son reales, me deslizo veloz sin remar. Alivio
La playa se presenta desierta y resplandeciente. Encallo el kayac contra la arena. Me acomodo para descansar y recibir ávidamente los cálidos rayos del sol que elevan la temperatura de mis heladas partes. Tenue descongelar. Tierno ablandar.
Es ahí que comienzo a escribir. Y escribo hasta que se congela mi mano. El viento es cada vez más fuerte.
El río se ha transformado en oleaje elevado.
Intuyo que debo volver, el sol pronto caerá. Guardo todo rápidamente y huyo ligero entre las altas olas...
contacto: truenoyrayo@infovia.com.ar
t e r r a z a
 
libros música multimedia sala revista infrecuente surtido kiosco muelle
e.mail