pires de metal : vincent van gogh octubre de 2002
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Vincent van Gogh
 

Mauve me reprocha por haber dicho: "yo soy un artista", pero no me retracto, porque es evidente que esta palabra lleva implícita la significación de: "buscar siempre sin encontrar jamás la perfección". Es precisamente lo contrario de: "ya lo sé, ya lo he encontrado".
Esta frase significa por lo tanto que yo sepa: "yo busco, yo persigo, y lo hago con todo mi corazón".





Sea en la figura, sea en el paisaje, yo quisiera expresar no algo así como un sentimentalismo melancólico, sino un profundo dolor.
Por encima de todo, yo quiero llegar a un punto en que se diga de mi obra: este hombre siente profundamente y este hombre siente delicadamente. A pesar de mi reconocida torpeza, ¿me comprendes, no? O quizás a causa de ella.
¿Qué soy a los ojos de la mayoría de la gente? -una nulidad o un hombre excéntrico o desagradable- alguien que no tiene un sitio en la sociedad ni lo tendrá; en fin, poco menos que nada.
Bien, supón que eso sea exactamente así; entonces quiero mostrar por medio de mi obra lo que hay en el corazón de un excéntrico, de una nulidad.
(...) Aun cuando viva a menudo en la miseria, tengo en mí, sin embargo, una armonía y una música calma y pura. En la casita más pobre, en el rinconcito más sórdido, veo cuadros o dibujos.





Yo mismo no sé cómo lo pinto, acabo de sentarme con un cuadro blanco delante del sitio que me impresiona, observo lo que tengo delante de los ojos y me digo: este cuadro debe volverse algo -y me vuelvo descontento-, lo echo a un lado y después de haber reposado lo miro con cierta angustia -y sigo descontento porque tengo demasiado en el espíritu esta maravillosa naturaleza para que pueda estar contento-, pero, a pesar de eso, veo en mi obra un eco de lo que me ha impresionado, veo que la naturaleza me ha contado algo, me ha hablado, y que yo lo he anotado en estenografía.





Me siento lleno de nuevos goces que encuentro en las cosas que veo, porque tengo una nueva esperanza de hacer algo grande dondequiera que haya alma.





Hacer estudios, según pienso, es sembrar, es hacer cuadros, es recolectar.
Creo que se piensa más sanamente cuando las ideas surgen del contacto directo con las cosas que cuando se miran las cosas con el fin de encontrar tal o cual idea.





En todo caso, si la gente encuentra bien o no lo que hago y cómo lo hago, por mi parte no veo otro camino que el de luchar con la naturaleza todo el tiempo que sea preciso para que ella me confíe su secreto.





La prueba de que ya sé qué quiero poner en mi obra, y qué esfuerzos debo realizar aunque tenga que hundirme, es que tengo una fe absoluta en el arte.





Si la pradera no se me atraviesa, quisiera rehacer este estudio, porque el espectáculo era muy bello, y me ha costado mucho encontrar la composición. Una pequeña ciudad rodeada de una campiña completamente florecida de amarillo y violeta, tú sabes que sería tan hermoso como un sueño japonés.





No creas, pues, que vaya a mantener artificialmente un estado febril; pero has de saber que estoy en pleno cálculo complicado, de donde resultan en seguida una tras otra, telas hechas muy ligero; pero calculadas de antemano largo tiempo. Por eso, cuando digan que esto ha sido hecho muy rápido, tú podrías responderles que ellos también las han visto demasiado rápido.





Además me he paseado por allá con un pintor que decía: pintar esto sería una lata. Solamente que ya van 50 veces que voy a Mont Majour para observar ese panorama llano, ¿no es así? Me he paseado también con alguien que no era pintor, y como yo le dijera: "Mire, para mí esto es bello e infinito como el mar", me respondió -y él conoce el mar: "Me gusta esto más que el mar, porque es también infinito y sin embargo se siente que está habitado".




Si yo pensara, si yo reflexionara en las posibilidades desastrosas, no podría hacer nada; me arrojo con la cabeza perdida en el trabajo, resurjo con mis estudios; si en el interior de la tempestad retumba demasiado fuerte, me bebo un vaso de más para aturdirme.
Esto es estar trastornado frente a lo que se debería ser.
Pero antes de ahora me sentía menos pintor, la pintura se vuelve para mí una distracción como la caza de conejos para los aburridos, que la hacen para distraerse.
La atención se vuelve más intensa, la manos más segura.
Entonces es por esto que me atrevo a asegurarte que mi pintura será cada vez mejor. Porque no tengo más que esto.





Te aseguro también que si tú me enviaras por casualidad alguna vez un poco más de dinero, esto haría mucho bien a los cuadros, pero no a mí. Yo no tengo más que la elección entre ser un buen o un mal pintor. He elegido lo primero.





Tengo un montón de ideas para nuevas telas. He vuelto a ver hoy esa misma barca carbonera con los obreros que la descargan, de la cual ya te he hablado, en el mismo lugar de las barcas areneras de las cuales te he enviado un dibujo. Sería un motivo notable. Solamente que yo comienzo a buscar, cada vez más, una técnica simple, que tal vez no sea impresionista. Quisiera pintar de manera que, en rigor, todo el que tuviera ojos, pudiera ver claro.





Y en un cuadro, yo quisiera decir algo consolador como una música. Quisiera pintar a los hombres o a las mujeres con no sé qué de eterno, de lo que en otro tiempo el nimbo era el símbolo, y que nosotros buscamos por el centelleo mismo, por la vibración de nuestros coloridos.
(...)
Estoy así siempre entre dos corrientes de ideas; las primeras: las dificultades materiales, volverse y revolverse para crearse una existencia, y después: el estudio del color. Siempre tengo la esperanza de encontrar algo allí dentro. Expresar el amor de dos enamorados por la unión de dos complementarios, su mezcla y sus oposiciones, las vibraciones misteriosas de los tonos aproximados. Expresar el pensamiento de una frente, por el resplandor de un tono claro sobre un fondo oscuro.
Expresar la esperanza por alguna estrella. El ardor de un ser por la radiación del sol poniente. Cierto que allá no está el espejismo realista, pero, ¿no es una cosa realmente existente?





Yo siento, hasta el extremo de quedar moralmente aplastado y físicamente aniquilado, la necesidad de producir; precisamente porque en resumen no tengo otro medio de llegar a compensar nuestros gastos.
Y no puedo hacer nada, ante el hecho de que mis cuadros no se vendan.
Llegará un día, sin embargo, en que se verá que esto vale más que el precio que nos cuestan el color y mi vida, en verdad muy pobre.
No tengo más deseo ni más preocupación en cuestión de dinero o de finanzas, en primer lugar, que suprimir deudas.
Pero, querido hermano, mi deuda es tan grande, que cuando la haya pagado, cosa que pienso llegar a hacer, el mal de producir cuadros me habrá robado la vida y me parecerá no haber vivido.





24 de marzo
El Dr. Rey dice que en lugar de comer bastante y regularmente, me he sostenido, sobre todo, por el café y el alcohol. Admito todo esto; pero, ¿quedará como cierto que por conseguir la alta nota amarilla que he logrado este verano, me ha sido muy necesario empinar un poco el codo? (...)
Y ahora te cuento lo que ha sido la causa primera y última de mi extravío.
Tú conoces esta expresión de un poeta holandés:
"Ik ben aan d'aard gehecht met meer dan aardsche banden." (Yo estoy atado a la tierra por lazos más que terrestres)
Eso es lo que he experimentado con mucha angustia -antes que nada- en mi llamada enfermedad mental.
Desgraciadamente, tengo un oficio que no conozco lo suficiente para expresarme como desearía.





30 de abril de 1889
El agua de una inundación ha subido hasta pocos pasos de la casa; y era normal que la casa, que se había quedado sin fuego en mi ausencia, a mi regreso rezumase agua y salitre por las paredes.
Esto me produjo mal efecto; no solamente el taller sumergido, sino hasta los estudios, que hubieran sido el recuerdo, anegados; es algo ya definitivo; y mi impulso por fundar algo muy simple pero duradero, me había ilusionado tanto. Ha sido luchar contra fuerzas mayores; o más bien ha sido debilidad de carácter por mi parte, porque me quedan remordimientos graves, difíciles de definir. Yo creo que esto ha sido la causa de que haya gritado tanto en las crisis; que yo quería defenderme y ya no podía más.





Tengo siempre enormes remordimientos, cuando pienso en mi trabajo tan poco en armonía con lo que hubiera deseado hacer.





25 de junio de 1889
Los cipreses me preocupan siempre; quisiera hacer algo como las telas de los girasoles, porque me sorprende que nadie los haya hecho todavía como yo los veo.





12 de febrero de 1890
El artículo de Aurier me dio ánimos; si me atreviera a dejarme llevar, a arriesgar más, a salir de la realidad y hacer con el color como una música de tonos, como son ciertos Monticelli. Pero me es tan querida la verdad, el buscar hacer lo verdadero, también; en fin, creo que prefiero seguir siendo zapatero, a ser músico con los colores.
En todo caso, tratar de mantenerse verídico es quizás un remedio para combatir la enfermedad, que no deja de inquietarme.





29 de abril de 1890
¿Qué decirte de estos dos meses pasados? Esto no va muy bien; estoy triste y embrutecido, más de lo que sabría expresar y no sé ya dónde estoy.
(...)
Hazme el favor de rogar al señor Aurier que no escriba más artículos sobre mi pintura; dile con insistencia que, para empezar, sus chismes sobre mí se engañan, puesto que realmente me siento demasiado entristecido para poder enfrentarme a la publicidad. Hacer cuadros me distrae; pero si oigo hablar de ellos, me causa una pena que él no sabe...
He caído enfermo en la época en que hacía las flores de almendro. Si hubiera podido continuar trabajando, puedes deducir de ahí que hubiera hecho otros árboles en flor; verdaderamente no tengo suerte. Sí; hay que tratar de salir de aquí, pero, ¿dónde ir?





(carta que Vincent tenía sobre sí el 29 de julio de 1890)
Pues bien, la verdad es que sólo podemos hacer que sean nuestros cuadros los que hablen. Pero sin embargo, mi querido hermano, añado; que siempre te he dicho -y te vuelvo a decir todavía otra vez con toda la gravedad que pueden dar los esfuerzos del pensamiento asiduamente fijo para tratar de hacer tanto bien como se pueda- te vuelvo a decir aún que yo consideraré siempre que tú eres algo más que un simple marchand de Corot, que por mediación mía tienes tu parte en la producción misma de ciertas telas que aun en el desastre guardan su calma.
(...)

Cartas a Théo, Editorial
Labor SA, Barcelona, 1992.



Página 68, fragmento carta 192, La Haya (diciembre de 1881/septiembre de 1883)








Páginas 73/74, fragmentos carta 218, La Haya (diciembre de 1881/septiembre de 1883)















Página 84, fragmento carta 228, La Haya (diciembre de 1881/septiembre de 1883)









Página 85, fragmento carta 230, La Haya (diciembre de 1881/septiembre de 1883)




Página 88, fragmento carta 233, La Haya (diciembre de 1881/septiembre de 1883)





Página 129, fragmento carta 393, Neunen (diciembre de 1883/noviembre de 1885)





Página 144, fragmento carta 423, Neunen (diciembre de 1883/noviembre de 1885)




Página 206, fragmento carta 487, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)






Página 228, fragmento carta 507, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)







Página 229, fragmento carta 509, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)








Páginas 233/234, fragmentos carta 513, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)











Páginas 245, fragmento carta 520, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)





Página 253, fragmento carta 526, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)








Páginas 257/258, fragmentos carta 531, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)
















Páginas 288/289, fragmento carta 557, Arlés (febrero de 1888/mayo de 1889)














Páginas 325/326, fragmentos carta 582, Arlés
















Páginas 334/335, fragmento carta 588, Arlés













Página 345. fragmento carta 593, Saint-Remy (mayo de 1889-mayo de 1890)





Página 349, fragmento carta 596, Saint-Remy






Páginas 356/357, carta 626, Saint-Remy









Páginas 357/358, fragmento carta 629, Saint-Remy
















Páginas 365/366, fragmentos carta 652, Auvers-Sur-Oise

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